miércoles, 17 de diciembre de 2025

 


Ai made this images for me


Amor sin eco


Oh amor, amor, amor,

cómo te amo dentro de mi ser,

como Romeo jurando en la noche

que sin tu nombre no sabe vivir ni creer.


“¿Qué hay en un nombre?”, susurra mi voz,

si al llamarte amor te doy mi fe.

Te bautizo en mi pecho, temblor y candor,

y ese amor será tu ayer y tu después.


Júrame amor —te pido—, quédate aquí,

como en Verona bajo luna y balcón.

“Mi único amor nacido de mi único odio”,

digo bajito, quemándome el corazón.


Te llamaré amor, y al decirlo me quedo,

haré de tu sombra mi hogar y mi ley.

Prometo quedarme por siempre a tu lado,

como Julieta creyendo en la sed.


Pero el alba llega, traiciona la noche,

y el eco no vuelve, no hay juramento fiel.

Mis manos abrazan un aire que duele,

mi voz se rompe al no responder.


Entonces comprendo, al caer el telón,

sin daga ni veneno, sin tumba ni flor:

que en este Romeo de promesas calladas

yo sola estaba…

yo sola en ese amor.


 Entre dos dimensiones


Estoy aquí, parada entre dos dimensiones:

esta vida que pesa

y la otra que espera en silencio, sin explicaciones.


Con una caricia de mi mirada hablo,

mi cuerpo está roto,

pero mi alma… mi alma aún se siente y no callo.


Siento a alguien viviendo dentro de mí,

un espíritu despierto,

sé que este dolor va más allá de morir.


Mi alma grita desde adentro: no, no,

este dolor no descansa,

es morir cada minuto sin decir adiós.


Cada segundo arde sin fin,

¿puede un alma sentir tanto dolor así?

Se siente inhumano… y aun así vive en mí.


Me miras distinto, como si no entendieras,

te digo lo que siento

y mis palabras nunca completas dejas.


Interrumpes mi voz, cierras mi razón,

siempre tienes la verdad

y yo cargo el peso de la contradicción.


No soy dramática, solo quiero amar,

tocar tu alma, protegerte,

ser refugio y no naufragar.


Pero en tu mirada encuentro la herida final:

siento que no soy suficiente,

y eso… eso duele más que el mal.


Entre dos mundos respiro y sigo en pie,

con el alma quebrada

aprendiendo a no desaparecer.


 




Dormir con un corazón herido


No sabes lo que es dormir con un corazón herido,

con los sueños en vela, con el alma en ruido.

Me acuerdo de aquella vez, al borde del adiós,

un avión me esperaba… y yo temblaba por vos.


La adrenalina subía, mariposas sin razón,

lágrimas rebeldes rogando quedarme en tu corazón.

Feliz y rota, entre miedo y fe,

decidí no volar… y en tu alma me enredé.


Volvimos como capullos de nieve, frágil calor,

un autobús nos llevaba creyendo en el amor.

Pero la vida, traviesa, cambió la dirección,

tomamos el camino equivocado del corazón.


Sentados tranquilos, una parada fatal,

bajaron ocho sombras… y llegó alguien más.

No te miró, no jugó, no llamó tu atención,

pero tus ojos viajaron sin pedir perdón.


Se sentó detrás tuyo, y el tiempo se rompió,

cada cinco segundos tu mirada volvió.

Yo, invisible, contando el dolor,

una hora entera muriendo en silencio y pudor.


Hasta que ella se fue… y yo me quedé,

recogiendo los restos de lo que soñé.

Pregunté temblando, dijiste “incomodidad”,

“se veía bien”… y sangró mi verdad.


Mis ojos se desangraban, mi fe se quebró,

confundida y asustada, mi llanto habló.

Me eché a llorar pensando, para no caer:

“Tal vez soy dramática… tal vez exageré”.


Entre el cielo, las estrellas y el vasto firmamento,

cargo este recuerdo como fiel juramento.

Solo tengo un deseo, sin prisa ni afán:

verte con calma… y poder sanar.


martes, 16 de diciembre de 2025

 A veces te nombro en silencio

para no romperme la boca,

porque decir tu nombre

me recuerda todo

lo que nunca dijiste.


Te construí un refugio en el pecho

y aún así decidiste quedarte afuera,

mirándome amar sola

como si no fuera contigo.


Yo te ofrecí mi verdad desnuda,

sin defensas, sin máscaras,

y tú respondiste con distancia,

con inviernos donde pedía hogar.


No me duele que no me ames,

me duele que finjas sentir,

que abraces mi ausencia

mientras me miras partir.


Porque amar no es herir despacio,

ni callar lo que sangra,

amar es quedarse

cuando el alma tiembla.


Y aquí sigo,

aprendiendo a soltar sin odio,

a cerrar esta herida

sin arrancarme el corazón.